Ha llegado el verano: los helados se derriten, las redes sociales se llenan de pies en la playa y tú… tú estás peleándote con tu manual FIR mientras sudas en silencio frente al ventilador.
Si estás preparando el FIR, ya sabrás que el verano no es precisamente sinónimo de vacaciones. Pero tranquilo/a, no todo está perdido: se puede estudiar, avanzar y sobrevivir al calor sin perder la cabeza (ni la motivación).
Aquí te damos unos consejos de planificación para que este verano FIR no te pase por encima como un tren de mercancías.
- Ponte objetivos realistas (no épicos)
Error nº1 del opositor veraniego: creerse invencible. “Este mes me hago 8 vueltas, 500 test y memorizaré todos los detalles del mundo”.
Spoiler: no.
Lo que sí puedes hacer:
- Terminar una vuelta razonable.
- Reforzar tus zonas más chungas (hola, estadísticas).
- Hacer test con más soltura.
- No olvidarte de lo que ya habías aprendido (esto es importante, eh).
Resumen FIR Friendly: el verano no es para convertirte en máquina, sino en opositor más eficaz y menos angustiado.
- Estudia, sí… pero a tu ritmo y con calor controlado
Consejo de sabio: no intentes estudiar a las 4 de la tarde con 43 grados. Es más fácil memorizar una guía de práctica clínica mientras te haces una tortilla.
Lo que puedes hacer:
- Aprovecha las mañanas (cuando tu cerebro aún coopera).
- Tardes más suaves: repaso light, test rápidos, esquemas.
- Planifica descansos. Y si hay siesta… bueno, es patrimonio cultural.
¿Te vas de viaje? ¡Bien por ti! Llévate esquemas, tarjetas o algún resumen. Y si no estudias un día, no se abre el suelo bajo tus pies, lo prometo.
- No abandones el repaso (ni aunque estés en la piscina)
Lo malo de estudiar mucho es que lo olvidas rápido si no lo repites. El temido “lo vi hace meses… y no me acuerdo de NADA”.
Solución: repasos activos.
Haz test, revisa tus errores, usa flashcards o simplemente cuéntale a tu gato cómo se metaboliza un fármaco. Lo importante es recordar, no recitar.
Y si puedes hacerlo con los pies en remojo, mejor aún.
- Experimenta con tu método (es el laboratorio del FIR)
El verano es como un terreno de pruebas. Como un simulador de vuelo, pero con más subrayadores.
¿No sabes si lo tuyo son los esquemas, los podcast o los mapas mentales con 17 colores? Ahora es el momento de probarlo sin jugártelo todo.
Haz cambios pequeños. Si algo mejora tu forma de estudiar ahora, imagina lo que puede hacer cuando llegue la recta final.
- Haz descansos. Obligatorios. En serio.
Estás programado/a para necesitar descanso. No eres un bot de farmacia. Si no paras, la única síntesis que harás es la de tu propio colapso.
¿Plan?
- Haz algo que no tenga nada que ver con el FIR.
- Queda con gente que no hable de simulacros (sí, existen).
- Mira una serie sin pensar en principios activos.
- Duerme. Mucho. Y bien.
El descanso no te retrasa. Te recarga.
- Haz balance (sin drama) antes de volver a la rutina
Cuando acabe agosto y empiece septiembre, en lugar de lamentarte porque “podrías haber hecho más”, pregúntate:
- ¿Qué hice bien?
- ¿Qué puedo mejorar?
- ¿Qué ajustes me vienen bien para la fase final?
Si hiciste menos de lo que pensabas… ¡Bienvenido/a al club! Lo importante es que sigas ahí. El FIR es maratón, no sprint.
En resumen (versión veraniega FIR)
✔ Estudia, pero sin morirte.
✔ Repasa, aunque sea con chanclas.
✔ Descansa, porque no eres una CPU.
✔ Sé realista. Y no te compares con nadie que diga “yo estudio 12h al día en julio” (ese ser mitológico no existe).
Este verano FIR es tuyo. Hazlo a tu manera. Avanza lo que puedas, pero no te olvides de ti.
El examen no se hace en julio, pero la constancia que construyas ahora puede marcar la diferencia.
Y si un día no puedes más… pues helado y a la cama. Mañana será otro día.