Prepararse para el examen FIR (Farmacéutico Interno Residente) no es solo una cuestión de conocimientos, sino también de resistencia mental. Una de las mayores dificultades a las que se enfrenta cualquier opositor es mantener la constancia a lo largo de los meses. Estudiar todos los días, sin saber con certeza el resultado final, puede ser agotador. Pero no es imposible. En este artículo te compartimos estrategias reales y prácticas para que no pierdas el rumbo y mantengas la motivación firme hasta el día del examen.

  1. Ten un motivo claro (y recuérdalo a menudo)

Todo empieza por tener una razón poderosa para hacer lo que haces. ¿Por qué quieres sacar plaza en el FIR? ¿Qué significa para ti ser residente?

Tener un propósito claro te da una base sólida para mantenerte firme incluso en los momentos difíciles. Escríbelo en una hoja, pégalo en tu escritorio o ponlo como fondo de pantalla. Cuando sientas que flaqueas, vuelve a tu porqué.

  1. La disciplina vence a la motivación

La motivación es como una chispa: aparece con fuerza, pero se apaga rápido. En cambio, la disciplina es un hábito que construyes día a día.

No esperes a “tener ganas” para estudiar. Crea una rutina estable que funcione para ti: horario fijo, lugar de estudio definido, pausas estructuradas. Si haces del estudio una parte natural de tu día, no dependerás de cómo te sientas para cumplir con tu tarea.

Consejo práctico: usa la técnica de los 15 minutos. Si un día no puedes más, prométete estudiar solo 15 minutos. Muchas veces, una vez que empiezas, ya no quieres parar.

  1. Planifica con sentido

Una buena planificación no solo mejora el rendimiento, sino que te ayuda a mantener la constancia porque reduce la incertidumbre.

  • Divide tu temario por bloques semanales.
  • Programa repasos frecuentes.
  • Deja margen para imprevistos y días malos.
  • Usa un calendario visual (digital o en papel) para tachar los días de estudio cumplido. Ver el progreso te da una sensación de avance real.

Evita sobrecargarte con jornadas maratonianas que no podrás sostener en el tiempo. Mejor 5 horas de estudio sostenido al día durante meses que 12 horas por 3 semanas antes de agotarte.

  1. Cuida tu entorno y reduce distracciones

El entorno afecta directamente a tu constancia. Estudiar con el móvil al lado o en un sitio incómodo sabotea tu atención y agota tu energía.

  • Crea un espacio de estudio limpio, ordenado y sin ruidos.
  • Usa aplicaciones para bloquear redes sociales durante el estudio (como Forest, Freedom o Cold Turkey).
  • Informa a tu entorno (familia, amigos) de tus horarios para minimizar interrupciones.

Rodearte de personas que entienden y apoyan tu proceso es clave. Incluso puedes buscar un grupo de estudio o una comunidad FIR para compartir avances, resolver dudas y no sentirte solo/a.

  1. Aprende a descansar (sin sentir culpa)

Descansar no es perder el tiempo, es parte del estudio. El cerebro necesita pausas para consolidar información y mantener su rendimiento.

  • Haz descansos cortos cada 25-50 minutos de estudio (técnica Pomodoro).
  • Reserva al menos un día parcial a la semana para desconectar.
  • Duerme bien: el descanso nocturno es clave para la memoria y la concentración.

Además, date tiempo libre sin culpa. Ver una serie, salir a caminar o pasar tiempo con amigos no solo es válido: es necesario.

  1. Revisa tu progreso y celebra avances

Nada motiva más que ver resultados. Cada semana, tómate un momento para revisar:

  • Qué temas has avanzado.
  • En qué estás mejorando (test, simulacros, comprensión).
  • Qué puedes ajustar para la semana siguiente.

Y no olvides celebrar pequeños logros: terminar un bloque, mejorar tu puntuación en un test, mantener la rutina una semana completa. Estos hitos te recordarán que vas por buen camino.

  1. Sé flexible, pero no pierdas el rumbo

Habrá días malos. Te levantarás cansado/a, no te concentrarás, querrás tirar la toalla. Es normal. Lo importante no es ser perfecto, sino ser constante incluso con altibajos.

Permítete descansar cuando lo necesites, reajustar tu ritmo si es necesario, pero no dejes de avanzar. Aunque vayas más despacio, sigue caminando.

La constancia no es un talento, es un hábito. Se construye día a día, con decisiones pequeñas pero firmes. Tener un plan, crear una rutina, cuidar tu entorno, descansar bien y celebrar tus avances hará que no solo llegues al examen FIR preparado/a, sino también mentalmente fuerte.

Recuerda: no se trata de estudiar perfecto todos los días, sino de volver al camino cada vez que te desvíes. Esa es la verdadera constancia, y es la que te llevará a tu plaza.